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La Asociación Americana del Corazón(1) (American Heart Association) publicó una serie de actualizaciones sobre hipertensión, donde la define como una presión arterial sistólica de 130 mmHg o más, o una presión arterial diastólica de 80 mmHg o más.
Hoy en día, hay más pacientes hipertensos que nunca, y se proyecta un aumento un 8 % entre 2013 y 2030: solamente en México, 3 de cada 10 personas son hipertensas y pueden sufrir enfermedades derivadas de este cuadro. Por lo tanto las recomendaciones de tratamiento abarcan tanto cambios en el estilo de vida como estrategias farmacológicas para gestionar esta condición: es crucial que los proveedores de salud comprendan cómo tratar eficazmente las diferentes etapas de la hipertensión para prevenir sus peligrosos efectos.
La presión arterial normal se define como una presión sistólica de menos de 120 mmHg y una presión diastólica de menos de 80 mmHg. Los pacientes con niveles normales deben continuar llevando un estilo de vida saludable para mantener estos valores y prevenir la hipertensión, evaluando sus niveles de presión arterial anualmente.
La presión arterial elevada se clasifica como una presión sistólica de 120-129 mmHg y una diastólica de menos de 80 mmHg.
Para prevenir que la hipertensión avance, se recomienda una dieta rica en frutas, vegetales y granos, evitar fumar, limitar el consumo de alcohol y hacer ejercicio regularmente, entre otros, además de controlar la presión arterial cada 3/6 meses. Cambios saludables incluyen:
La hipertensión en etapa 1 se define como una presión sistólica de 130-139 mmHg y una presión diastólica de 80-89 mmHg. Se debe evaluar el riesgo a 10 años de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular del paciente mediante la calculadora de riesgo cardiovascular aterosclerótico (ASCVD) para determinar el tratamiento adecuado.
La hipertensión en etapa 2 se define como una presión sistólica de ≥140 mmHg y una diastólica de ≥90 mmHg. Se recomienda una combinación de cambios en el estilo de vida y dos medicamentos de primera línea de diferentes clases. Si se alcanza el objetivo en un mes, se reevalúa en 3-6 meses. De lo contrario, se ajusta el tratamiento y se realizan seguimientos mensuales.
Existe una fuerte relación entre los niveles de presión arterial y el riesgo cardiovascular: a mayor presión, mayor riesgo. Es fundamental que los profesionales de la salud integren estrategias de tratamiento no farmacológicas y farmacológicas para reducir los riesgos de efectos graves como pérdida de visión, infarto, accidente cerebrovascular y daño renal.
En el caso de las estrategias no farmacológicas, utilizar elementos de medición de la presión arterial precisos e integrados es fundamental. En ese sentido, nuestra línea de esfigmomanómetros están pensados para obtener lecturas precisas y confiables en los centros de trabajo, lo que permite monitorear más exactamente a los pacientes.
El conocimiento profundo sobre este cuadro y el seguimiento de los pacientes son clave para tratar las diferentes etapas de la hipertensión y aplicar los beneficios de las soluciones automatizadas en la detección, diagnóstico y manejo de esta condición en la clínica y más allá.
Referencias
1. American Heart Association. 2017 Guideline for the Prevention, Detection, Evaluation and Management of High Blood Pressure in Adults.
MX-FLC128-240001
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